Un elefante y un ratón
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Un elefante y un ratón

Edades:
A partir de 4 años
Un elefante y un ratón Había una vez, en una selva poco común, dos amigos muy peculiares. El más grande se llamaba Elías, un elefante con un corazón enorme. El más pequeño se llamaba Remy, un ratón diminuto pero valiente con ningún otro habitante del lugar.

Un día, mientras Elías contemplaba su reflejo en el lago, suspiró profundamente, agitando las aguas:

—¿Cómo puedo yo, siendo tan grande y torpe, ser realmente útil? —se lamentó con tristeza.

Remy, que siempre estaba cerca, escuchó las preocupaciones de su amigo y rápidamente ideó un plan:

—Elías, ¿por qué no vienes conmigo esta noche? Mariví, la mariposa, y Zenón, el zorro, nos ayudarán a mostrar a todos en la selva lo especial puedes ser.

Esa noche, bajo un cielo plagado de estrellas, todos los animales de la selva se reunieron en el claro, curiosos por el espectáculo anunciado. Mariví volaba de grupo en grupo, esparciendo polvo de estrellas y animando el ambiente.

Con los grillos tocando una dulce melodía, Remy tomó la iniciativa y comenzó a danzar. Elías, inspirado por su amigo, se unió:

—Mira, Remy, ¡puedo seguir el ritmo! —exclamó, mientras sus grandes patas comenzaban a golpear el suelo, creando un sonido profundo y resonante.

—¡Eso es, Elías! ¡Tu tamaño es tu don y hoy lo demostrarás a todos! —animó Remy, mientras zigzagueaba entre los movimientos del elefante.

Justo cuando la danza alcanzaba su momento culminante, un incendio se desató en las cercanías del claro. Sin dudarlo, Elías utilizó su enorme trompa para succionar agua del lago y lanzarla hacia las llamas:

—¡Rápido, Remy! Guía a los demás a un lugar seguro —gritó Elías, mientras luchaba contra el fuego.

Remy, ágil y rápido, coordinó a todos los animales, asegurándose de que cada uno estuviera fuera de peligro. Zenón, que hasta entonces había dudado de la amistad entre el elefante y el ratón, no pudo evitar expresar su admiración:

—Hoy habéis demostrado que la verdadera amistad y el valor no conocen de tamaños ni límites —dijo Zenón, acercándose a ellos una vez apagado el fuego.

Elías, con una sonrisa, miró a Remy y dijo:

—Gracias, Remy. Sin tu confianza en mí, nunca habría descubierto cuán útil puedo ser, sin importar mi tamaño.

Un elefante y un ratón—Yo siempre supe que eras especial, Elías. Lo que has hecho hoy no solo salvó la selva, sino que también nos enseñó a todos una valiosa lección sobre la amistad —respondió Remy, con una sonrisa de oreja a oreja.

Desde aquel día, Elías ya no se sintió fuera de lugar. Y Remy fue visto por todos como el valiente guardián de la selva, pequeño en tamaño, pero grande en espíritu. Juntos, habían demostrado que la amistad verdadera es una fuerza sin medida, capaz de superar cualquier obstáculo.

Y así, en la selva donde las flores cantan y las estrellas bailan, la leyenda de Elías y Remy, el elefante y el ratón, se convirtió en un símbolo eterno de amistad y coraje.
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